Radiofrecuencia Facial

La radiofrecuencia facial produce un efecto lifting sin cirugía. Se utiliza principalmente para tratar la laxitud de la piel y es el procedimiento indicado para los pacientes con flacidez leve o moderada de los tejidos faciales.
Consiste en la aplicación, mediante un manípulo, de ondas electromagnéticas que favorecen el calentamiento cutáneo estimulando la neocolagénesis o formación de nuevo colágeno y la retracción del colágeno existente -efecto flash-. De este modo conseguimos un rejuvenecimiento del aspecto facial gracias a la contracción de la piel del rostro y la mejor definición del óvalo facial. También sirve para drenar, hidratar y favorecer la penetración de sustancias a través de la piel.
La radiofrecuencia facial se utiliza para tratar el contorno de los ojos, remodelar el óvalo facial, el cuello, etc.
Los efectos se notan desde la primera sesión y se hacen más evidentes cuando ya se han realizado 3 ó 4. Es habitual aplicar una sesión a la semana o una mayor frecuencia de sesiones si pretendemos realizar un drenaje. Las sesiones más espaciadas en el tiempo son para mantener los resultados o para combinar ésta con otras técnicas que también estimulen la formación de colágeno.
Es un tratamiento agradable, desde el punto de vista del paciente y cada sesión dura 1 hora aproximadamente.
Se recomienda para prevenir el envejecimiento entre los 25 y 40 años y para tratar el envejecimiento a partir de los 40 años. Se puede realizar después de una blefaroplastia (cirugía de párpado) o un lifting facial, tanto para acelerar el proceso de recuperación, como para permitir que la piel se recupere antes.
De hecho, es posible y, a veces muy aconsejable, combinar la Radiofrecuencia Facial con otras técnicas; con Peelings, alternando con Láseres, Mesoterapia, Bioestimulación con plasma, antes o después de aplicar Botox, antes de inyectar Rellenos para favorecer su reabsorción, etc.